lunes, 16 de marzo de 2015

2 El vidrio que se desvaneció

Una semana más estamos aquí para ocuparnos de otro capítulo de Harry Potter. Esta vez tengo algo más de tiempo y me encuentro aprovechando el viaje en ave para empezar. Podría haber sido un rato más idílico si viajara en el vagón silencioso pero en vez de eso hay gente de pie y hablando casi a gritos por todas partes y puedo escuchar perfectamente lo que suena en los auriculares del hombre sentado a mi lado. No es el fin del mundo, ni mucho menos, pero resulta que me encanta quejarme por todo. ¿Sabéis quién sí tiene motivos para quejarse? Harry.

En el segundo capítulo ya han pasado diez años (si se mantuviera esta velocidad en el paso del tiempo podríamos tener únicamente un libro de 9 o 10 capítulos siendo optimistas) y el que era un pequeño bulto envuelto en mantas se ha hecho mayor. Nos contará a partir de este momento cómo es su casa, su familia y su día a día con alusiones recurrentes al tiempo que nos hemos saltado. Es el cumpleaños de Dursley, su horrible primo, y asistiremos a su apertura de regalos y el posterior día en el zoo en familia acompañados por uno de sus amiguitos. Lamentablemente, la visita terminará demasiado pronto cuando una boa constrictor se escape del terrario en que estaba expuesta.

Y ahora, mi análisis.
Lo siento, Harry, pero tal y como te presentan aquí eres ante todo una suma de clichés para conseguir que el pequeño lector se encariñe contigo. Sé que tú no tienes la culpa de nada, es como te han descrito, pero tengo que decirlo. El pobre Harry que vive en una alacena (imaginad la cantidad de niños que aprendimos que esa palabra existía con este libro) llena de asco (ARAÑAS >_<), le tratan a gritos, le echan las culpas de todo lo que ocurre aunque le hayan visto sentadito sin hacer nada y además ve a sus tíos mimando al pequeño cerdo con peluca rubia que tienen por hijo (eso me hace pensar en Harry Popoter). Como eso no era suficiente, además sufre bulling por culpa de su primo. Nadie se le acerca, no tiene amigos y los de Dursley le pegan (un saludo desde aquí a todos los que no hemos tenido demasiados amigos y leíamos a la hora del patio    o/ ¡hey! ). Así, y contado desde su perspectiva, ¿cómo no vas a estar deseando que algo le salga bien al pobre? ¡Si se comen helados enormes en su cara y el desgraciado es feliz con un polo de limón! Que ahora que somos mayores, el limón nos gusta más pero cuando éramos críos casi todos íbamos a por los polos de fresa o cola y los helados de chocolate y vainilla.


 Pero dejemos el victimismo profundo a un lado y centrémonos en algo más importante. Además de esa especie de conversación que Harry tiene con la serpiente, que en el siguiente libro será relevante, hay una cosa que se nos deja muy clara de este chico: su valor. Harry vive rodeado de arañas a las que está acostumbrado y no teme. Podemos pensar que es algo normal, que no todo el mundo tiene miedo o asco a los insectos pero no es la única muestra de valor que da. Cuando su primo quiere pegarle, no se esconde. Nos dice que sabe  que corre más que él y utiliza la velocidad a su favor para escapar. Pero sin duda la prueba definitiva es cuando el cristal desaparece y la boa huye libremente. Todos los visitantes del zoológico gritan y corren atemorizados pero a él no parece afectarle, incluso hace la apreciación de que a Piers y Dursley como mucho les da un golpecito simpaticón en la pierna al pasar, que tampoco es para tanto. Lo siento, Harry, pero si una boa que podría estrangular un coche se escapa y me toca aunque sea todo lo juguetonamente que quieras, no me parece amistosa para nada. Las serpientes son animales preciosos pero si hay un vidrio entre ellas y yo, mejor.

Después de esto creo que quedan claras dos cosas: que tenemos que querer a Harry porque el pobre lo ha pasado mal y que va a entrar en la casa Lannister.



¡Hasta el próximo lunes!

2 comentarios:

  1. Buena reseña. Tus puntos son muy notables. Desde luego Rowling se pasa bastante al hacer desgraciado a Harry. Se hace un tanto irreal, y eso viniendo de un libro sobre magia es decir mucho.

    ResponderEliminar
  2. La verdad es que sí, Harry es un cliché andante.Pero lo que más me ha llamado la atención es lo que dices de la valentía. No lo había pensado, es decir, lo de las arañas y lo de Dudley. Eso sí, en lo de la serpiente, si el muchacho acaba de hablar con ella y la boa es maja con él y encima le libera, ¿por qué iba a tener miedo? Se supone que él todavía no sabe lo de la magia, pero la colegui le da las gracias y todo, en plan buen rollo.
    Por cierto, ¡preciosa y escameantemente escurridiza! jejej
    ¡Un saludoo!

    ResponderEliminar